Este apartamento compacto de reducidas dimensiones que constaba de dos habitaciones originalmente, experimentó un cambio de imagen total para ser transformado en un sólo espacio social abierto y comunicado entre sí. La pared de ladrillo a modo de frontal de la parte superior de cocina en contraste con la encimera de madera de color marrón, da una agradable sensación de calidez al espacio de paleta de base en blanco, y al mismo tiempo se crea la perfecta unión de los detalles rústicos de los materiales, y los utensilios de cocina de acero. Una preciosa combinación que crea un ambiente único y confortable, en tan sólo 42 m² de espacio habitable. La zona de estar se ‘divide’ a media altura por un muro de vidrio pavés con la cocina. Los muebles colgados en blanco a ambos lados de la cocina añaden espacio de almacenamiento adicional y, a su vez, aligeran las paredes de ladrillo que crean agradables sombras con los estantes abiertos tipo baldas, que no son sólo prácticas, sino que también dan un aspecto desenfadado a todo el espacio.

 La zona de dormitorio se sitúa en altura a modo de altillo pero abierto al resto de la vivienda, jugando con la zona de escalones para almacenamiento y aprovechamiento. El espejo de una de las piertas del armario, crea sensación de amplitud. En el baño la paleta de colores blanco y negro tiene un acabado de rejilla como los textiles.

Este interior es una prueba de que en pocos metros pueden realizarse cosas que funcionan y con estilo. ¿no os parece?

 ¡Feliz día a todos!