[Interior] Locura por las Antigüedades: casa familiar&sala de exposición

En mitad de la campiña francesa; un excepcional emplazamiento para una vivienda sita en un dominio encantado, donde las extravagancias y las «antiques» florecen a través de sus paredes en voz baja, para ir cogiendo cuerpo y volúmen a cada paso que se da a través de sus estancias. Un par de amantes de las antigüedades, Chantal y Bob, a lo largo de los años han ido haciendo una estupenda colección de  obras de arte por medio de un  par de tiendas que regentaban en París. Pero con el tiempo, decidieron cambiar la forma de gestionar el negocio y buscaron un lugar que sería a la vez la casa familiar y sala de exposición para vender sus hallazgos.

La consola del fondo está hecha con dos arranques de escaleras conectadas por una encimera de mármol. Arriba, un marco de madera dorado contiene otro marco con espejo creando profundidad

Durante sus paseos por el área de Fontainebleau, descubren una casa de piedra de molino, que se ajusta a su presupuesto. Su mayor aliciente: una parcela de campo de una hectárea que les da muchas oportunidades … Se modifican las particiones para ampliar las partes angostas y con recovecos, se abren dos ventanas en la fachada sur para iluminar mejor la sala y se coloca todo el suelo de roble, chimenea e, incluso, una ventana de arco.

En la terraza, una mesa de forja en blanco con un jarrón de piedra del jardín, un nido gigante tejido con las ramas de las vides, lleno de orquídeas.
A la casa se le construye un invernadero adyacente, un pedazo de naturaleza junto a la vivienda. Chantal adora las piezas de gran tamaño, la riqueza plástica y la imaginación, y eso se refleja en toda la decoración. El éxito del cambio de emplazamiento para la tienda-exposición es la luz natural, la puesta en escena inspiradora y la calidad de las piezas, que se presentan al público en dos ventas anuales, una a cada comienzo de temporada.

Una orquídea blanca se une y se enrolla sobre un candelabro de hierro y colgantes de cristal. Poético.

Gusto por los países nórdicos y culto a la elegancia, sencillez y belleza, son las características de este espacio tan peculiar. En el invernadero de naranjos,  muebles estilo Luis XIV, con la pátina del tiempo.


Preciosa alacena con piezas de cerámica vidriada color turquesa, junto a la mantelería en blanco. La cocina evoca los antiguos hogares, donde los elementos decorativos recuperados destacan sobre el fondo de paredes de cerámica y el suelo de barro cocido.




Hoy, en esta casa que ha seguido el ritmo del tiempo, del cambio, da un paso atrás de nuevo trasladándose a una vida más tranquila y también más serena y la familiar.

Dondequiera que mires descubres el encanto de la poesía y la imaginación y la exuberancia del arte. Las imágenes hablan por sí mismas, ¿no creéis?

Fotos cortesía Gilles Trillard.

Más sobre Virginia

Soy Virginia, Arquitecta de Interiores. Me dedico a crear ambientes a la medida de cada estilo de vida. Ecléctica por natura, tengo alma "vintage".

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    1. precioso! vaya detalles, mucho estilo y mucha clase! gracias por compartirlo, una vez mas nos sorprendes 🙂

      Besitos guapi

    1. Aunque debo reconocer que en ocasiones el estilo provenzal francés me resulta un poco recargado, reconozco que junto con el estilo shabby son dos de los estilo que más me gustan, crean espacios dulces y elegantes. Los espejos de la primera imagen son espectaculares.Bss.

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