Una antigua Masía abandonada y medio derruída en el Ampurdán que ha sido rehabilitada por la Interiorista Eva Martínez. Partiendo de cero, diseña una casa familiar, con una distribución fluida que resultara cómoda y funcional. En pleno campo, sus dueños querían huir del estilo rústico tradicional, buscando una estética más sencilla y muy contemporánea. 

Una decoración que muestra una mezcla de estilos sin pasarse, en la que son básicas las antigüedades y las obras de arte contemporáneo. Los tonos neutros y los acabados envejecidos crean el fondo perfecto que hace de nexo entre las piezas de procedencia industrial, las vintage y las realizadas a medida, como los sofás, las camas y los muebles del comedor… Un estilo nuevo una mezcla entre el rústico y el modern vintage que hacen de los espacios, pequeños reductos chic. La cocina contraste y crean el maridaje perfecto con la sobriedad casi monacal de los dormitorios y la espectacular puesta en escena del porche.

El interior de la Masía, en piedra y ladrillo visto, se mantuvo en la cocina, donde crea un interesante contraste con los muebles negros. Los dormitorios siguen la misma gama de tonos empolvados. Todos los sofás se han tapizado con lino, incluidos los bancos del comedor, rematados con decorativas tachuelas a la vista. Por el contrario, para el cuarto de los niños se escogieron alegres telas a rayas coordinadas que contrarrestan la imagen de sobriedad estructural. En el dormitorio principal, ligeramente abuhardillado, destacan los elementos como el gran reloj antiguo, la lámpara de araña, la fotografía de gran formato, o el flexo articulado de Jieldé, que atraen la atención en este espacio de tonalidades neutras y líneas austeras. La cama, es de obra, diseño de la interiorista Eva Martínez.