Se trata de un magnífico ejemplo de que el color blanco es infalible para agrandar espacios de forma visual. En este caso concreto, es impresionante cómo los 33 m² se duplican. La sensación de amplitud se enfatiza con una acertada selección de piezas, las justas y necesarias, el solado de madera en gris, la escalera ligera de acceso al altillo, donde se sitúa la cama. La cocina, en concepto abierto, se diseña en color gris para crear profundidad en esta arquitectura rectangular. Cada uno de los rincones se aprovecha para almacenamiento. En la zona de altillo, el dormitorio abierto a la planta baja, cuenta con armarios que aprovechan el espacio que queda de sueño a techo inclinado a lo largo de la pared. Los textiles aportan calidez y un acento de color suave en pastel, junto con las plantas verdes que también aportan sensación de confort y frescura.