Hoy en todas las casas huele a Navidad, los hornos desprenden ricos olores, la gente viene y va con viandas, regalos y preparativos para la noche más familiar del año: Nochebuena. ¿Ya habéis hecho la carta a Papá Nöel? Espero que hayáis sido muy buenos y todos vuestro deseos se cumplan. Así pues, en un día tan significativo, quiero dejaros con una vivienda reformada en el sur de España, en Málaga concretamente, en la que puedes descubrir que la Navidad en blanco también puede ser muy cálida y confortable.  Se trata de un cortijo andaluz muy cerquita del mar donde la esencia del sur, la luz de la costa y el estilo de las casas encaladas, se mantienen como protagonistas de su rehabilitación y en la que se crea una atmósfera propia de los países del norte de Europa. ¡Preparados para la Navidad!

Con un cierto toque de estilo inglés, la casa de 1945 se plantea en una paleta de color completamente en blancos y colores neutros muy claros, para ganar en luminosidad y amplitud. Su diseñadora e interiorista, Ana Fernéndez, plantea un espacio abierto con una cocina office abierta y comunicada con la zona de estar, donde el color simplemente, delimita cada zonificación y espacio. El suelo en cemento pulido le da continuidad a toda la vivienda con ese toque tan industrial rústico que a mí tanto me gusta, y el contraste perfecto a techos y paredes en blanco brillante. Muchas de las piezas de mobiliario se han recuperado dando un sutil toque vintage a un espacio de marcado estilo rústico. La zona de estar resulta un rincón especial y acogedor alrededor de la chimenea. En la cocina, los muebles de obra con cortinilla nos recuerdan a las casas de pueblo de nuestras abuelas.

El dormitorio principal se sitúa en el piso de arriba bajo un techo a dos aguas y puertas, vigas y escalera, se pintaron también en blanco para que los muebles fueran los protagonistas de las estancias. Se crean pequeños espacios con una atmósfera llena de encanto y calidez.

Toda la vivienda me parece ideal pero me encanta la idea de la zona de dormitorio principal a modo de suite en el último piso, con la ducha de obra con los muros encalados, y la zona de mesa comedor en la propia cocina a modo de hogar que nos retrotrae a la casas de hace un siglo en los pueblos. ¿Pasamos aquí la Navidad?