Este encantador apartamento escandinavo de 70 m² absolutamente en blanco me ha llamado la atención a pesar de no ser mi estilo. Aunque este tipo de interiores y la paleta de color es la que más de moda está, yo prefiero el uso del color en todas sus dimensiones, y los espacios que cuenten historias pasadas. Sin embargo, la simplicidad deliberada, la atención al detalle, los serenos y delicados tonos pastel me atraen hacia este interior provocando en mí una sensación de dulzura y nostalgia. La luminosidad de las estancias son esenciales en este estilo, de ahí la tendencia del blanco puro en paredes y muebles, e incluso en suelos.

Y eso no significa que el color quede completamente descartado pero los acentos y notas de color siempre quedan añadidos en cojines, mantas, colchas, objetos de decoración y cuadros. Para los muebles también se eligen tonos neutros y maderas como el haya o el abedul. En todo el interior de espacio abierto, reina la sencillez, las líneas rectas, depuradas, que se combinan con suaves curvas. El objetivo de esta ambientación era conseguir un aspecto limpio, espacioso, por lo que combina a la perfección dos de los elementos esenciales en decoración: la estética y el sentido práctico y funcional de los espacios. Si analizamos el espacio vemos cómo se mezclan con gran acierto piezas con un claro toque vintage, incluso con aspecto de haber sido recuperadas en un mercadillo de segunda mano, con elementos nórdicos. O algún viejo mueble de estilo industrial, en los que se combina el hierro y la madera algo tosca, sin tratar.