[Deco] Comer en la isla
Ya sea para preparar alimentos, colocar los utensilios o cocinar, el disponer de una isla con barra, si disponemos espacio, siempre es muy útil. La cocina es uno de los espacios más complicados e imprescindibles, a la hora de diseñar una vivienda, y su planificación puede traer muchos quebraderos de cabeza. Por eso, como cada mes, os acerco un post con todas las claves, ideas, inspiraciones y decotips que, junto a Cocinas Rio, os ayudarán a elegir vuestro mejor espacio de cocina. Actualmente, con la tendencia de las cocinas abiertas, se ha ganado mucho espacio al prescindir del tabique separador respecto al salón, lo que facilita la ubicación de una isla precisamente para marcar visualmente esa diferenciación de ambientes. Si podemos contar con una isla en la cocina, y abrir el espacio de salón para crear un concepto abierto de zona social, lo ideal es que todo gire entorno a ella. Aprovechar el espacio central con una isla es la mejor manera de sacarle partido a una cocina. Ya que se trata un módulo aislado, cuenta con cuatro lados libres, siendo un elemento muy versátil y funcional. De esta forma se fomenta la circulación fluida a su alrededor y resulta perfecto para separar los dos ambientes de estar y cocina. Además, es una pieza clave para fomentar participación y comunicación.
La isla no es una solución aislada sino parte de un diseño mayor que afecta a toda la cocina y este es precisamente el punto sobre el que hay que pensar para llegar a su diseño ideal. Después, todos los detalles van teniendo sentido por sí mismos.
Disponer de una isla nos permite cocinar de cara a los comensales, una manera perfecta de compartir y fomentar el diálogo. Los tres elementos que debería aglutinar este módulo son la placa de cocción, un punto de agua y un plano de trabajo despejado para la preparación de alimentos. Pero una isla puede contar también solo con almacenamiento y barra de apoyo para comer a diario, es una de mis soluciones preferidas. Debemos evitar colocar la zona de cocinado en los laterales de la misma, para evitar los ‘largos paseos’ de una esquina a otra, algo poco práctico. Siempre hay que apostar por una isla que se adapte fácilmente al espacio del que dispongamos.
Si tu isla va a incluir una zona para comer, lo primero que debes tener en cuenta es a qué altura quieres los asientos. Para taburetes bajos la altura de la isla deberá ser de 90 cm y para los altos de 110 cm. Una barra de bar con taburetes altos suele añadir cierto grado de flexibilidad al diseño. Así la isla puede tener dos niveles: el inferior destinado a zona de trabajo y el superior con los taburetes para degustación. Las cocinas son de todo menos estáticas. Su carácter exige que todas las zonas estén diseñadas con coherencia.
Una opción en tendencia es darle a la isla su propio protagonismo como pieza independiente ya que tiene su diseño, forma y acabados diferentes al resto de mobiliario de la cocina. En estos casos, opciones hay muchísimas, pero siempre hay que mirar que se vea un conjunto armonizado tomando como foco el estilo del espacio, los colores, los materiales, etc. En definitiva, las islas de cocina pueden tener apariencia de mueble robusto, de ciertas dimensiones y fijo, ya que además puede precisar de ciertas instalaciones de agua, gas o electricidad, con lo cual, no se puede mover. Pero no es imprescindible, también puede optarse por islas más ligeras, con un mueble de diseño abierto ¡incluso móviles!. ¿Te apuntas a abrir tu cocina al salón?
Vía Pinterest