El cambio de temporada nos invita a crear nuevos rincones en el hogar y a renovar la estética de las distintas estancias donde vivimos y pasamos buena parte de cada día. El salón es una de ellas, y allí podemos hacer sentir la llegada de una nueva estación con pequeños cambios. Con un soplo fresco veraniego podremos ambientar una zona de estar, modificando su aspecto y creando una atmósfera que nos renueva.

Los colores son el componente esencial de estos pequeños giros en la decoración de un salón, de un dormitorio, etc. Así es como vemos que una estancia en la que el esquema cromático está dominado por tonos pálidos y neutros, se ve completamente innovada por pinceladas de colores más intensos y puros. Se completa con unos muebles vestidos con telas en colores neutros, que se han colocado sobre un solado con acabado de madera que aporta un toque de calidez. Si durante la temporada de frío han predominado los colores cálidos, completando una atmósfera acogedora e íntima, con la llegada del calor podemos renovar este espacio introduciendo entonces tonos fríos que añadan frescura al ambiente.

Para transformar en pocos pasos la decoración reemplaza los cojines, o sus fundas, por unas que combinen tonalidades de azul o verde, coordinados muy bien con los tonos neutros que protagonizan este interior. Estampados florales, ayudan a completar la ambientación, y por supuesto, se han integrando unas plantas que le confieren una nota natural y fresca a la casa.

 

Un truco sencillo y rápido es colocar sobre la mesa de centro o en una mesa auxiliar, una bandeja, con varias botellas decorativas, jarrones, vasos o copas con flores cortadas, la frescura y el color llegarán de manera inmediata a un salón. O en el dormitorio jugar con las almohadas y plaids… ¿ideal verdad?
¡Feliz fin de semana a todos!