No siempre los tonos blancos o neutros implican decoraciones de estilo nórdicas. En la vivienda de hoy partiendo de una base, se atreven con el color y los accesorios aunque sin recargarlo mucho. En un interior a dos alturas a modo de altillo y con una planta baja en dos niveles, esta vivienda me recuerda mucho a las de los años 50 americanas en cuanto a distribución abierta de los espacios. Jugando con los techos y las texturas de las paredes, se crean ambienten distintos pero comunicados entre sí. Una casa grande ideal para toda una familia con seis dormitorios, dos baño y gran salón abierto a la cocina. Los rayos de luz entran por los grandes ventanales con vistas al lago y el techo se sitúa a 3,30 mt en un estilo minimalista que ‘abusa’ de los complementos y el mobiliario aunque de líneas sencillas.

La pared de piedra en la zona de cocina y el uso de madera oscura en solados y algunas piezas de mobiliario le aportan el punto rústico perfecto junto con las chimeneas. Es como una especie de refugio sofisticado de invierno. Todo el frente de trabajo de la cocina no sólo cuenta con el revestimiento de piedra en listones de pequeño formato, también cuenta con una abertura a modo de ventana rasgada a lo largo de la pared que permite la entrada de luz. En el dormitorio se ha utilizado un papel a modo revestimiento de ladrillo que lo imita y que le aporta calidez, rusticidad y mucha personalidad.

Todo el interior, no apto para los bolsillos de muchos mortales ;), está cuidado al detalle y resulta un refugio al que no me importaría escaparme estos días de lluvia y frío ¿a tí no?

¡Feliz día a todos!

Fotografías [] Stadshem